Mónica R. Morales Rodríguez

Varios de mis pacientes acuden a terapia con la gran desilusión de una ruptura sentimental, escenario bastante engorroso y sobre todo lleno de sentimientos confusos. Por una parte se sienten tristes, enojados y llenos de miedo al no saber cómo retomar de nuevo su vida, sin la compañía de esa persona que camino a su lado durante cierto tiempo. La situación es aún más complicada cuando la pareja en turno termina la relación porque se presenta alguien más en su vida, que desde la perspectiva del abandonado es mucho “mejor”. En este último caso es cuando se genera un rompimiento súbito, debido a que se enteran de manera “casual” que su pareja lleva algo de tiempo teniendo otra relación y que no se había atrevido a comunicarlo de manera clara y abierta. Al enterarse de esto, la persona sale lastimada, confundida y sobre todo enojada consigo misma debido a que no se había percatado de que las cosas estuvieran como están: desgastadas y llenas de desinterés. En ambos casos pareciera que exist

Los problemas continuos que no han podido ser resueltos y que se han dejado pasar por alto, por miedo a un conflicto mayor; la falta de comunicación; la disminución del apetito sexual y permitir que otras personas se involucren directamente en las relaciones, como pueden ser amigos y familiares; así como, la incompatibilidad de carácter y temperamento son una fuente importante para que alguno de los miembros de una pareja sienta la necesidad de buscar una relación alternativa para descansar de la situación caótica en la que se encuentran y recuperar un poco de la autoestima perdida. A esto le llamamos infidelidad, la cual puede ser ocasionada por diversas variantes: INFIDELIDAD POR FALTA DE AFECTO: En esta variante los celos la propician ya que la persona celosa y el celado sienten que su pareja tiene una lejanía emocional y esto los hace sentirse tratados injustamente. Este distanciamiento genera problemas de incomunicación y resentimiento y es desde esa perspectiva que se pres

En las relaciones de pareja la sexualidad o el modo de vivirla va cambiando. En los primeros meses o primeros años de pareja es común que todo fluya y el abordaje a la sexualidad sea más fácil, ambos se dan permiso de explorar sus fantasías y sus deseos, es una efervescencia total que sólo desea ser apagada conforme se está con la pareja. Conforme pasa el tiempo, tanto el stress como la rutina y los quehaceres del cotidiano, van apagando esta pasión inicial, pero no es por falta de deseo, más bien las diversas hormonas que se encontraban trabajando durante las primeras etapas van desapareciendo del flujo sanguíneo. Cuando la pareja se ha consolidado y se adentra en la convivencia y/o aparecen los hijos; el espacio para la intimidad se va transformando y, en ese rubro somos directamente responsables. Dejamos que lo cotidiano llene nuestros días, sin percatarnos de que nos estamos alejando de nuestra pareja y de convivir a profundidad. Todos los seres humanos requerimos tener personas