Síndrome del Nido Vacío.





Síndrome del nido vacío es el nombre dado a una etapa psicológica que puede afectar a los padres (por lo general las mujeres) cuando los hijos abandonan el hogar, ya sea por situaciones laborales, matrimoniales o porque para los jóvenes, ya es hora de empezar su ciclo de vida por sí mismos y probarse nuevas oportunidades. Los hijos contemplan la necesidad de experimentar su vida, sin el cobijo de sus padres.

Este síndrome se relaciona con sentimientos de tristeza y pérdida, que la madre o el padre experimentan, dado que no estaban lo suficientemente preparados para entrar a esta nueva etapa de la vida. Y para algunos de ellos es una clara señal de que ya no son necesarios en la forma en que una vez fueron. Este síndrome se puede presentar mucho más en mujeres que en hombres, sin embargo, también los padres sienten el vacío aunque de un modo diferente a como lo experimentan las mujeres, dado que ellas han sido las responsables del hogar durante mucho tiempo, ellas velan por el bienestar de los hijos desde que nacen y tratan en la medida de lo posible, satisfacer las necesidades de quienes la rodean. El hombre al acudir al trabajo todo los días y llegar por las tardes- noches, ve la vida desde otra perspectiva, pero esto no significa que no extrañe la convivencia que tenía con sus hijos.

Cuando el hijo(a) decide dejar el hogar, para muchas mujeres es una seña de que él o ella, pueden solventar su vida por sí mismos, y esto se sabe a nivel racional que es lo correcto y sobre todo que es una ley de vida, sin embargo, el problema es que a nivel emocional, se siente otra cosa; precisamente se experimenta un vació dentro de sí, algo que falta y que no deja estar en paz, entrando en una lucha entre lo que la razón indica y lo que las emociones experimentan, por lo tanto es una etapa de confusión y de lucha con uno mismo. Esta situación se recrudece cuando la madre ha estado dedicada a ser ama de casa y pasa el 100% de su tiempo avocada a sus hijos y al hogar. La casa y ellos se convierten en su pilar y su bastón, y al faltar pareciera que la vida ha perdido todo el sentido. El problema es que en algunas mujeres esto se puede traducir en: No soy necesaria, no soy importante, ya no valgo nada, se acabó mi labor, etc. Generando esto graves problemas de salud debido a la depresión que se está experimentando. .

Es muy natural que un padre siente cierta tristeza cuando los hijos dejan el hogar. De hecho es normal tener ganas de llorar de vez en cuando o incluso entrar en la habitación del hijo ausente y sentarse ahí durante un tiempo como una forma de sentirse más cerca de él o ella. Por lo tanto, no se avergüence de sus sentimientos. Lo que debemos estar alerta es cuando se pierden las ganas de comer, se presenta exceso de sueño o insomnio, ya no se desea establecer contacto con otras personas; todo esto nos hablaría de que la persona no está pudiendo asimilar este cambio en su vida, o dentro de sí pensó e imaginó que las cosas no iban a cambiar. De hecho en nuestro país, muchos padres para evitar pasar por esta etapa, se traen a las esposas o esposos de sus hijos a vivir con ellos, estando dispuestos a mantener a todos, con tal de no pasar por esta situación y enfrentarse a una nueva forma de vida.

Si analizamos con detenimiento esta etapa de la vida de la pareja y de la familia, implica un tiempo de cambio y no solamente para los chicos que dejan el hogar, sino también, para los padres para experimentar una nueva etapa de sí mismos. El cambio se da en todos los que pertenecen a esa casa. El hijo que se va enfrentará su propia vida y lo que esto conlleve, ya no tendrá ni comida, ni ropa limpia, ni su cama tendida, si él (ella) por sí mismos no se dan a la tarea de responsabilizarse de esta situación, —no es lo mismo abrir el refrigerador y encontrar algo delicioso que comer, que enfrentarse a sólo unos bocados o en su defecto a no encontrar nada—. Por lo tanto, crecerán en otros aspectos que antes no se habían explorado.

En el caso de los padres se pueden dar a la tarea de descubrir las actividades que se habían querido hacer pero que no se había tenido tiempo; así que es buen momento para hacer una "lista de deseos" de las cosas que le gustaría intentar y luego trabajar con él.

Lo más probable es que todavía se tiene la mitad de su vida para vivir, para ponerse en contacto con lo que se es, reconstruir la confianza y empezar a planificar para realmente hacer algo con su nueva libertad. Usted puede ser un padre solo y único en la actualidad: en cuyo caso, esto podría ser un buen momento para ampliar el círculo de amigos y realizar diversas actividades, como por ejemplo viajes de fin de semana, o clases de salsa.

Y cuando la pareja aún está, es maravilloso cuando se redescubren mutuamente después de que los niños han volado de la jaula y empieza a tener un tiempo más feliz, más sociable y más sexy.

Es importante ver esta etapa como nuevos retos. Muchos padres disfrutan de la segunda mitad de su vida enormemente y terminan haciendo todo tipo de cosas que nunca hubiera soñado cuando sus hijos estaban en casa.

La partida de los hijos puede, como todo en la vida, tener su lado positivo

- Compartir abiertamente los sentimientos de dolor, ayuda a superarlos y refuerza los lazos de la pareja.

-Se dispone de tiempo libre, para emprender actividades que hace mucho debieron abandonarse, o por qué no, actividades nuevas, ya sea de forma individual o compartida.

-La soledad permite potenciar el diálogo y la intimidad de la pareja, incrementar la actividad sexual, disfrutar del espacio.

-Es la oportunidad para hacer planes, encontrarse con amigos, realizar actividades, planificar viajes.

-Hacer una evaluación de la etapa pasada, disfrutar los logros, aceptar lo positivo de la etapa que comienza, aprovechar la disminución de las presiones.



Una etapa se ha cerrado, darle la bienvenida a la que comienza, y hacer de cada día una aventura nueva.

Comentarios

  1. Que feo es realmente sentirse solo, yo antes así era, estaba rodeado de gente, de personas de amigos de familiares, sin embargo me sentia solo, algo me falaba y pum descubri que era por que no hacia lo que me gustaa y eso era bailar salsa :D

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    1. El baile, es un momento sagrado para estar con uno mismo en cuerpo y espíritu. Nos unifica y sobre todo hace que todo nuestro cuerpo resuene a través de la música. Solos nunca estaremos, en la medida que nos abramos a la compañía. Abrazos fuertes

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