LA COMUNICACION ENTRE HOMBRES Y MUJERES



Dentro de las investigaciones realizadas por Rolando Díaz Loving, Rivera y Sánchez Aragón se encuentra una denominada rasgos instrumentales (masculinos) y expresivos (femeninos). Dentro de ésta se hace referencia a que la diferencia entre los sexos y el lenguaje tiene mucho que ver con el proceso de socialización. Lo instrumental se refiere a la orientación hacia las metas y lo expresivo se refiere a la importancia que se le da a las relaciones interpersonales. Desde esa perspectiva pareciera que el medio ambiente de una forma u otra nos programa a expresarnos de manera diferente; generando esto un severo problema de comunicación entre hombres y mujeres, ya que, los hombres utilizan más la racionalidad y las mujeres la emotividad. Uno de los principales muro de incomprensión entre ambos sexos es la palabra. Al menos, esto es lo que se desprende de diversos estudios como el que la filóloga e investigadora Pilar García Mouton. Las diferencias entre cómo se expresan unos y otras, su distinta actitud ante la comunicación, son responsables de numerosos conflictos entre géneros que irían desde las desavenencias conyugales más cotidianas.

“Los hombres se comunican por motivos estratégicos; las mujeres, para establecer confianza”.

MEJOR ENTRE ELLAS. Lo que es un hecho es que las mujeres se entienden mejor con otras mujeres y los hombres con otros hombres, y es por una sencilla razón: comparten los códigos de rol y lingüísticos de las personas de su propio sexo.

CORTOCIRCUITOS: “un hombre llega al trabajo y afirma, sea cual sea el puesto que ocupe. Una mujer llega y pregunta”. Porque, explica esta experta, “hemos sido educadas para agradar y eso no casa bien con la idea de liderazgo que impera. Igualmente, las mujeres nos parapetamos tras un estilo de hablar menos directo, más suave, para protegernos.

ELLAS PREGUNTAN Y ELLOS CALLAN. Algo tan sencillo como una pregunta tiene un significado totalmente distinto. Según el psicólogo estadounidense John Gray, mientras ellas consideran las preguntas como puentes que se tienden hacia el otro para dar continuidad a la conversación, para ellos constituyen peticiones de información a la cual se mantienen en silencio y la mujer interpreta ese mutismo como una agresión. Algo similar sucede en las discusiones. Mientras ellas cuentan sus problemas, en busca sólo de solidaridad; ellos tienden a entender la discusión como una demanda explícita de soluciones. Creen que se les está pidiendo una respuesta. Y la dan. A continuación, ellas los tacharán frecuentemente de insensibles, puesto que lo único que querían era consuelo, no opiniones.

MÁS EMOCIONALES, MÁS FRÍOS. Si para el hombre lo importante en una conversación es el dato, para la mujer lo que verdaderamente merece la pena es la emoción. De ahí que, al hablar, sea más expresiva que los varones y se refiera sin pudor a su propio interior. Ellos, por su parte, no están acostumbrados a hablar de sentimientos y eso les causa problemas con las mujeres, porque ellas, en cambio, “reflejan afecto a través de la palabra y esperan que el cariño se les ‘cuente’ continuamente”, explica la investigadora García Mouton. Esta distinta perspectiva es la causa de múltiples conflictos amorosos. Cuando una mujer se enamora, suele hablar al hombre con el mismo código con que lo hace con sus amigas más cercanas.

SUAVES E INDIRECTAS. Expone García Mouton: tuviéramos que resumir en dos palabras cómo quiere la sociedad que sea la mujer al hablar, éstas serían: expresiva y suave. Y eso se logra por múltiples medios: utilización de más adjetivos, superlativos, partículas intensivas, diminutivos y palabras expresivas, una entonación melódica.

¿CEREBROS DIFERENTES? En los últimos años han sido muchos los estudios que han tratado de dar respuesta a la incógnita de si las diferencias perceptivas, de aptitudes cognoscitivas, lingüísticas, etcétera, tienen algo que ver con la propia fisiología del cerebro o las diferencias de funcionamiento de éste en hombres y mujeres. Recientemente, por ejemplo, un grupo de científicos de la Universidad Johns Hopkins descubrió que el lóbulo parietal inferior derecho de la mujer (relacionado con la percepción de sentimientos) se encuentra más desarrollado que el izquierdo (involucrado en mayor medida en percepciones de tiempo, velocidad, movimiento...). Asimismo, parece probado que ellas utilizan más regiones cerebrales relacionadas con el procesamiento de las emociones que ellos.

Según una investigación realizada por psicólogos de la Universidad de Stanford, ambos sexos activan diferentes circuitos neuronales para codificar los recuerdos. Mientras que el hombre pone en funcionamiento en mayor medida el hemisferio derecho, las mujeres centran su actividad emocional en la zona izquierda. Esto, según los responsables de la investigación, podría estar relacionado con el hecho de que las mujeres fuesen capaces de narrar con más detalle que sus maridos recuerdos relacionados con su primera cita, las últimas vacaciones o una discusión reciente. Respecto al lenguaje, se ha demostrado que, mientras en el hombre el hemisferio izquierdo es el especializado en el lenguaje, en el de la mujer dicha actividad se reparte entre ambos hemisferios. Con algo de atrevimiento se ha interpretado esta ausencia de especialización como la causa de que las niñas sobresalgan en las pruebas relacionadas con el comportamiento lingüístico.


Muy conocido es también el tópico de que las mujeres nunca van al grano, sino que se explayan en los detalles, algo que desespera a gran cantidad de hombres. Sencillamente, las mujeres disfrutan narrando los acontecimientos y creen que, de esta forma, lo que cuentan tiene mayor interés, más intriga.

REFERENCIAS

Rasgos instrumentales y expresivos normativos en México. Revista Latinoamericana de Psicología 2001.

Reseña realizada al libro: “Así hablan las mujeres”, de Pilar García Mouton por Silvia Nieto.

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