Estar en pareja: Un gran salto




Cuando una persona se siente dispuesta a entablar una relación amorosa que implique un compromiso y sobre todo un deseo auténtico de caminar al lado de otro, es recomendable que revise antes que cualquier cosa, si esta necesidad verdaderamente es auténtica.

Pudiera pensarse que siempre estamos dispuestos a establecernos en pareja, pero en la realidad, pueden ser una gran cantidad de factores que nos impulsan a desear estar con otra persona y no siempre es por una causa real.

El tener pareja no debe ser motivado por una demanda social y mucho menos por la fantasía que se tiene de la soledad. Cada persona que vive su soltería al máximo descubre de sí misma muchas cosas: La capacidad que tiene para establecer vínculos con otros, así como, divertirse en diversas situaciones; rescatan el placer de hacer lo que les viene en gana sin tener que dar explicaciones a nadie. Aprenden a disfrutar de sus momentos de tranquilidad en pijama, viendo las películas que desean o cambiando los canales de televisión a su antojo. También aprenden a valerse por sí mismas, a ser autónomas y tomar decisiones de manera asertiva. Por lo tanto, la soltería no es mala de ninguna manera, es una fuente inagotable de experiencias que nos llevan a descubrir muchos elementos de nosotros mismos. Sin embargo, de repente hace falta un apapacho, alguien a quien dar la pasión y el amor que tenemos dentro de nosotros y ese tal vez es la campanada que nos lleva a decir en el interior “quiero estar en pareja”. Pero no se vale, querer tener una pareja por el simple hecho de que no se tiene acompañante para el cine o una reunión social y mucho menos porque todas mis amigas (os) tienen pareja y yo no. Desde ese punto de vista la necesidad de contar con otra persona es desde nuestro egoísmo y sólo pensando en el beneficio personal.

Al querer estar en pareja se toman también muchas decisiones y una de las principales es el compromiso hacia el otro, la persona que se siente lista para estar de lleno en una relación es porque siente el deseo dentro de sí de compartir tiempo, sueños, metas, fantasías y también los problemas que pueden surgir en el día a día. Olvidemos que vivir en pareja es miel sobre hojuelas, porque entonces nos estamos remitiendo a una película de Hollywood o a una telenovela. El caminar al lado de otra persona es muy agradable, pero también tiene un conjunto de sinsabores, no todo el tiempo estamos en la carcajada o en la diversión o la aventura. A ratos surge el aburrimiento, el desasosiego y el hartazgo. Las relaciones humanas son difíciles porque es necesario cohabitar y coexistir con una manera diferente de percibir la realidad, pero cuando se está realmente listo para tomar esa decisión lo sabemos, porque el motor que nos impulsa a querer estar con el otro tanto en las buenas como en las malas es el amor. Este sentimiento inconfundible que es una energía vital, que nos motiva cada día, que nos lleva a querer siempre lo mejor para la otra persona. Por lo tanto el amor no es egoísmo, no es hacer lo que “yo quiero” o lo que “el otro quiere”, es una constante negociación, es comunicación, es entrega, es lealtad, al final es estar preparado para compartir un buen rato de la vida al lado de otra persona, luchando cada día para el crecimiento de los involucrados y del proyecto en el cual ambos apostaron.

¿Ya te sientes list@ para este gran paso?



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