¿CÓMO ROMPEMOS CON LA ARMONÍA? I





         ¿Se han preguntado por qué nos es tan difícil vivir en armonía? ¿Por qué sentimos ese estado tan lejano en nuestra vida?

          Primeramente definamos qué significa Armonía: Desde el diccionario nos indican que la armonía es la buena relación entre personas y grupos; es un equilibrio,  proporción,  correspondencia adecuada entre personas y cosas.

          A simple vista podemos decir que la armonía es fácil para cualquier ser humano, sin embargo, cada persona se hace cargo todos los días de romper con este equilibrio que puede estar presente en el cotidiano. No sabemos vivir en paz y esa es una de las razones permanentes que nos llevan a sufrir día con día.

           Partiendo de las enseñanzas del gran Buda, éstas nos indican que existen dos maneras principales de vivir la vida: una es desde el sufrimiento y otra es desde el aprendizaje.

          Si nos quedamos con el aprendizaje, daremos gracias cada día de las diversas opciones que se nos presentan, no como un obstáculo, sino como un medio de reconocer nuestras herramientas y capacidades, para hacer frente de manera creativa a  diversas situaciones planteadas. La vida realmente no es un problema; el problema lo hacemos nosotros percibiendo que todo lo que nos rodea es negativo, fatal, difícil, complicado, etc. Es así como entramos en el camino del sufrimiento, al percibir las cosas como ─”! Qué difícil, no podré, no tengo dinero, qué lata! ….” ─ lo que hacemos es cargar la situación con energía negativa. La carga negativa implica ver la situación llena de obstáculos, y es así que rodeamos la cosa, la persona, la situación con energía pesada, difícil, engorrosa, etc. Es como si envolviéramos la situación con una nube gris cargada de truenos y con una lluvia incesante que no nos permite ver más allá de nuestros ojos.

          Ese es el sufrimiento, cegarnos a las posibilidades, no reconocer que poseemos un conjunto de herramientas que nos facilitarán hacer frente a los obstáculos; nos debilitamos pensando que no podemos, minimizamos nuestros hermosos recursos, ─que dicho sea de paso─, se han ido adquiriendo a través de enfrentar diversas situaciones en las cuales hemos salidos airosos. Amamos la rutina, el hacer siempre lo mismo, el control y lo que obtenemos, es una vida plana, sin excitación, sin pasión, sin interés y sobre todo aburrida. Al  ver que todo lo que me rodea es un problema, en efecto, lo hacemos “problema”; vivimos quejándonos de todo lo que tenemos que resolver y anhelamos que venga alguien a resolverlo y así estar en paz y tranquilos. Siendo que esto es totalmente falso.  En la medida en que se nos presentan diversas situaciones se ponen en marcha diversos mecanismos interiores que nos llevan a la reflexión de estrategias creativas que permitan dar la solución al conflicto. Cuando le decimos a alguien que venga y nos resuelva la situación lo que estamos haciendo es mermar en definitiva las propias capacidades, limitar la creatividad y sobre todo generarnos una incapacidad que de fondo no tenemos, pero que si insistimos en la pobreza interior, terminamos logrando ser un verdadero costal de papas. Que resulta pesado no sólo para nosotros, sino también para las personas que me rodea.

¡ A reflexionar y empezar a ver la vida con gozo!

Mónica M.

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