EL SÍNDROME DE SARITA ©


Para Claudia B










A partir de los años 1930-1950 en México, se llevaron a cabo un conjunto de películas, en blanco y negro en donde se presentaba la vida de las familias de la época, este era un retrato del cómo se vivía y sobre todo era un reflejo de la cultura y de la ideología de mediados del siglo XX.

El papel de la madre y de las mujeres era importante en el núcleo familiar ya que ellas atendían con devoción a su prole, pasaban largas horas en su oficina privada (la cocina) alejándose con esto del mundo y de sus vicisitudes. La mujer en esa época tenía muy poca injerencia en la sociedad, “calladitas se veían más bonitas”; atendían a sus maridos como reyes, les servían de acompañantes, amantes, cuidadoras, administradoras; en fin… eran las reinas del hogar y las responsables de todo lo que sucedía tanto dentro de la casa como del comportamiento y actitudes de sus hijos. Por supuesto no existía la opción de divorcio (como lo vemos ahora), ya que estaban en pareja “!hasta que la muerte nos separe!”.

El marido proveía lo necesario económicamente para que todo funcionara de la mejor manera y si no era así, encaraban a sus esposas y reclamaban abiertamente por fallos en el comportamiento de los hijos, la falta de camisas limpias o que la comida no había sido de su agrado. Las mujeres se reunían con sus iguales y reforzaban lo importante de ser una buena esposa, madre y ama de casa.

Sin embargo, algunas mujeres no se sentían tan a gusto con el rol que jugaban, por lo tanto comenzaron a educar a sus hijos de un modo diferente. A los varones empezaron a generarles la idea de lo importante que era participar en las actividades del hogar, así como mejorar el trato y visión hacia el género femenino, y en el caso de las mujeres, comenzaron a implantar la creencia de la importancia de estudiar y valerse por sí mismas “por si el marido, te sale malo”. Fue así que empieza a modificarse la ideología de la época dando lugar a la sociedad que tenemos hoy en día. 

Pero, si hacemos cuentas, si estas madres tuvieron a sus hijos en 1950, ahora ellas tienen 65 años y sus madres (tus abuelas) por lo tanto nacieron aproximadamente en 1930. Estamos hablando de un tiempo completamente diferente al que nos enfrentamos ahora, eran circunstancias distintas, modelos de vida diferentes y por lo tanto la cultura y su ideología respondía a las necesidades post revolucionarias.

Dado este antecedente podemos entender el pensamiento y creencias que permearon esos tiempos, no obstante no hemos reflexionado que por cuestiones transgeneracionales esta información ha pasado de generación en generación, como una forma de validar la forma de vida que tuvieron. Para estas mujeres su forma de pensar era correcta ya que era lo “valido, lo adecuado”; pero ahora (2015), ese modelo de pensamiento, está siendo criticado, juzgado y hasta satanizado. Cabe recalcar que si tu edad se encuentra entre los 30 años, por lo menos tu madre habrá nacido en 1958, y esto te dará mucha claridad del por qué piensa como lo hace y por qué ve las cosas como las ve y sobre todo ¡por qué te dice lo que te dice!....

Vamos ahora a analizar el Síndrome de Sarita (como lo bautizó una de mis pacientes), basado en un personaje clásico de dichas películas: “Sara García”. Esta era una abuela con carácter férreo, que sometía un poco o mucho, a sus hijos para que fueran obedientes y se comportaran como lo dictaba la sociedad de esa época, que utilizaba la manipulación para generar culpa. Estaba muy, pero muy, preocupada por el qué dirán. Buscaba modelos ejemplares de comportamiento, tendía a quejarse por todo haciéndose la víctima de las circunstancias. Para ella la vida era un sacrificio, martirio, ¡en fin!… todo un problema. Dichas películas reflejaban el drama en que se vivía, por lo tanto la vida era dramática, difícil, todo un reto. Los momentos de gloria llegaban al final cuando todo terminaba en el orden natural esperado.

El síndrome de Sarita© interviene en el mundo moderno: cuando las mujeres se quejan de sus circunstancias, sin darse cuenta de que ahora se tiene la posibilidad de co-crear una mejor realidad; ahora las mujeres podemos ser copartícipes de la vida misma, tenemos voz y voto y no requerimos someternos ni sobajarnos. Tenemos la creatividad de nuestro lado para salir airosas ante cualquier adversidad y sobre todo ahora ¡si! podemos comunicarnos abiertamente diciendo tanto lo que opinamos como lo que pensamos o sentimos en diversas circunstancias. Hacernos las víctimas ya está pasado de moda, sacrificarnos para que los demás cumplan sus objetivos y nosotras no, empieza a estar en desuso. Ver la vida esperando que venga otra persona y nos la resuelva, ahora ya es ¡utopía!


No dejes que tu transgeneracional determine tu pensamiento y creencias, es importante revisar si tu forma de pensar es actual o pertenece a tú ¡abuela!

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