¿Cambiar o no cambiar? Reto generacional.
ESA VOCACIÓN…. TAN OLVIDADA.
Esas ricas tardes acompañadas con un café, una colaboradora
y yo, estábamos ante la reflexión de muchas de las circunstancias que están
actualmente perjudicando la actividad profesional en el ámbito psicológico y,
llegamos a una primera conclusión: no sólo hemos visto esto en nuestros
colegas, sino en un sinnúmero de profesionales que se están viendo también
perjudicados.
Recuerdo que cuando estaba haciendo mi tesis de
licenciatura, defendía a capa y espada la idea de que nos estaba llegando un
boicot a la vocación, y ese era para mí, el Sr. Dinero. Él se iba a encargar de
desviar nuestros verdaderos talentos y capacidades, para ejecutar determinadas
actividades que nos harían generar
dinero. Esa fue mi propuesta de tesis, a la cual varios asesores
rechazaron y por supuesto confrontaron en mi examen profesional. En ese momento
defendí lo mejor que pude mi supuesto hipotético y hoy tristemente sé que es
una realidad.
Percibo a la gente tan interesada en ganar dinero, y que
por su “correcta ejecución” tengan prestigio y renombre, pero, al mismo tiempo
los veo muy poco comprometidos con su actualización constante; sólo veo mucha
gente que requiere certificarse en muchas cosas, pero al final… (No dejan
tiempo a que la masa repose y de ahí se obtenga un delicioso pastel).
Entonces en la actualidad tenemos a un grupo de personas
que escogen su carrera basados en las competencias del mercado y no en su
verdadera vocación y por otro lado, otro grupo que toma cursos a diestra y
siniestra sin ponerlos en práctica, sin analizar contenidos y beneficios, con
el sólo interés en obtener una credencial hecha por cierta institución que dice
ser de renombre y “válida” y que te
corrobora o certifica como listo y apto para la actividad a realizar.
El punto de análisis, es localizar a este grupo de personas que busca una carrera
técnica o profesional, por esa vocación que sienten desde muy pequeños; por ese
gusto interior, esa pasión que lo lleva a la ejecución armoniosa de la tarea escogida.
Y que de sobra sabemos que lo llevará al gozo de un buen salario, ya que su
ejecución será colmada de toda esa energía que se emana cuando gusta lo que se hace. Esas personas, existen
por supuesto, pero dudan de sus elecciones o de sus preferencias porque están
muy sometidos a los comentarios de las
personas que le rodean. Están permeados por “qué dirán”, se dejan influenciar,
dudan de sí mismos y por ende de sus decisiones. Consideran que dirigirse hacia
sus sueños es algo que no es correcto en su diario vivir.
Sin embargo debemos darnos cuenta, de que cada generación
ha estado marcada por diferentes paradigmas y está (2015) pertenece a los Millenium:
"Para
ellos, el trabajo es sólo un sinónimo de hacer lo que me gusta, el éxito es
hacer lo que me hace feliz, lo que quiero y me gusta. No se atan a una empresa
toda la vida, sino que por el contrario, tendrán más de cinco trabajos, hasta
que por fin puedan ser dueños de su destino. Quieren saber todo, y son más
generalistas que especialistas, ya que gracias a las tecnologías, sí pueden
saber todo. La autoridad no es respetada, ni tampoco adulada, es un igual y que
me sirve para colaborar más que para enseñar, ya que se puede aprender de
ellos, pero la autoridad también tiene que aprender del subordinado. No se
tiene una sola profesión, pueden ser músicos, financieros, surfistas,
colaboradores, misioneros, todo al mismo tiempo sin limitar sus preferencias. No
ven con malos ojos a los que piensan diferente a ellos, sino al contrario, los
ven como algo que puede enriquecer sus ideas. Para ellos, las distancias no
existen, y es posible viajar y hacer todo lo que quieran. El mañana no existe,
sólo el hoy, por lo que no ahorran ni piensan en su vejez o futuro". (José de
Jesús González Serna. La Jornada Aguascalientes).
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